Monday, January 9, 2012

"Tus críticas abrillantan mi espejo"

Si comprendes quien eres y te respetas, las críticas no te supondrán ningún problema sino que te brindarán la oportunidad de volverte una persona mejor. Cuando te sientes imperfecto o inseguro, la crítica es como una amenaza y crees que debes defenderte. Cuando te sientes seguro, no perfecto sino seguro, puedes escuchar las críticas y tener en cuenta su valor. Puedes decir, "lo siento", y "gracias por abrillantar mi espejo". Y cuando sea conveniente podrás aprender de las críticas y mejorar tu conducta. Digo cuando sea apropiado porque hay personas a las que les encanta encontrar defectos en otros. Ése es su problema...

Recuerda que todos somos lienzos en blanco. Si presentas un lienzo en blanco como tu obra de arte, no te pondrán buena nota. Pero la creación empieza cuando comienzas a trabajar, sobre todo si consideras el lienzo en blanco una oportunidad de expresar tu talento y no una posibilidad de fracasar. Y recuerda que el lienzo no se termina mientras dura la vida.

Cuando nos encontramos fluyendo en la dirección incorrecta, es más fácil pensar en quién tiene la culpa que cambiar de dirección. Piensa en ello. Imagina que tomas un tren y tan pronto como sale de la estación te das cuenta de que va en dirección equivocada. ¿Te enfadas y echas la culpa al tren o reconoces tu error, te bajas en la primera estación y cambias de andén para tomar el correcto?

Culpar a los demás de nuestra pérdida de rumbo es tentador. Recibimos mucha información sobre la vida pero poca educación de la vida por parte de nuestros padres, maestros y otras figuras de autoridad, que por su experiencia saben más de ella. La informacìón se basa en los hechos, la educación en la sabiduría y el conocimiento de cómo amar y cómo sobrevivir. Pero, por más consejos que te den, eres tú quién decide que tren tomar. Mientras recorres la vida, presta atención a los indicadores y las estaciones.

Si no te gusta lo que ves, tira del freno de emergencia y bájate del tren.
No hay otro interventor que lo haga por ti ni tienes que pedir permiso a nadie para hacerlo.
Es tu vida, tu viaje, el que tu mismo conduces.

Friday, January 6, 2012

La Vida Ejemplar

Todos somos o buenos ejemplos o malos ejemplos. ¿Que clase de ejemplo eres tú?
¿Que de nuestro ejemplo como esposos y padres? Cuando hablamos o actuamos de forma severa con nuestras esposas, a veces en presencia de nuestros hijos, se nos olvida que algún día nuestros hijos también serán padres y esposos. Ellos entonces pueden actuar de la misma manera que nosotros, o incluso peor. Seres en parte culpables por el ejemplo malo que les hemos dado.
¿Qué de nuestra respuesta para con nuestros hijos? En algunas ocasiones ellos hacen cosas que realmente nos irritan. Si nos enojamos y decimos cosas desagradables e incluso los disciplinamos en ese estado de ánimo, ¿ qué clase de ejemplo es ése?
¿Qué tal en nuestro centro de trabajo, en el aula o lejos de Mamá y Papá? Cuando el obispo o el pastor no están presentes, ¿qué clase de ejemplo les damos a los que nos rodean?
¿Puede el mundo ver a Jesús cuando se fija en nuestras vidas? ¿Somos fieles en nuestra lucha espiritual: en palabras y hechos, fe y amor?
Mark Meighn:.
Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, espíritu, fe y pureza.

Wednesday, January 4, 2012

Es tiempo de soltar amarras

Es tiempo de soltar amarras
Es tiempo de soltar amarras... Aquí dejo todo lo que me hace daño. Es tiempo de ser más fluida con la gente, conmigo misma. Es momento de dejar ir. De permitir que el viento me despeine y me sacuda; que se lleve el resentimiento, que mi alma perdone deudas y deudores.
Es tiempo de que me perdone a mí misma; ya me regañé bastante. Fueron muchas las piedras que yo misma puse en mi camino; los puentes dinamitados...
Para autocastigo ya estuvo bueno; elijo el camino de la aceptación; es más barato.
Acepto y entiendo que merezco empezar de cero; con alma transparente y espíritu tranquilo. En estos momentos que vienen, lo que ha de ser, será.
Entiendo que por más que me angustie, no agregaré a mi estatura un centímetro; Es tiempo de relajarme. Dios no me está juzgando; está muy ocupado haciendo otras cosas. Así que ¿Por qué habría yo de hacerlo?
Es hora de levantar las anclas... De liberar cosas, de soltar gente. Nadie tiene que ser como yo quiera. Así están perfectos. Así ha funcionado hasta este momento su vida. Me dedico a atender lo mío, a refundarme.
De vez en cuando viene bien tirar lo que ya no sirve, perdonar. Entre SER FELIZ y TENER RAZÓN, elijo lo primero. Tener la razón es el peor de los desgastes, porque te quita el sueño intentar corregir el universo.
Es hora de soltar amarras, de confiar más en la gente. Me dejo ir. La vida me conduce. En estos momentos quiero un corazón joven, que salte de gusto con el cantar de los pájaros que anuncian la mañana. Como cuando éramos niños. ¿Te acordás?
Un alma que sea capaz de asombrarse con el amarillo de los girasoles en el campo, de ver en el cielo un milagro pintado de azul y no sólo un día más, llano y simple.
Es tiempo de soltar amarras y maravillarme. He estado demasiado ocupada para ver las estrellas y no me daba cuenta de que así sostiene Dios al Cielo; con tachuelas de plata, porque el hierro se oxida.
Elijo mirar la sonrisa del sol, siempre está de buenas. Elijo abrazar el aire; me ama lo suficiente para mantenerme vivo. ¿Qué mejor prueba de amor?
Afortunadamente, Dios me dio la facultad de elegir. Elijo controlar a mis propios demonios, es más... he decidido darles vacaciones.
Eso de la omnipotencia me estaba dando gastritis. Es tiempo de soltar amarras, de levantar las anclas, de dejarme en Paz. De tanto pelear conmigo se me estaba olvidando a qué sabe la sonrisa.
Qué bien es cuando no controlás a nadie, cuando no pedís cuentas, cuando tirás a la basura la bitácora de los rencores. En estos momentos, no quiero una bitácora en blanco, ni siquiera un cuaderno; no tengo donde echarlo. La mochila la tiré porque me estaba torciendo la espalda. Así que no pienso apuntar nada.
Así estoy mejor, caminando erguida y a buen paso. Quiero ser más justa; la vida no es un tablero de ajedrez ni las personas caballos o alfiles. Trato a la gente como me gustaría ser tratada. Ser honesta vale.
Quiero y necesito un buen principio y seguir así indefinidamente. Si algo nos debemos, te ofrezco un abrazo, te ofrezco una disculpa. Yo ya me perdoné. ¿Podrías hacerlo vos también? Yo te invito. De este lado está más fresco, más oxigenado.
REDISEÑARSE es una palabra muy comprometedora... ¡Te obliga a caminar sin excusas! Sin nadie a quien echarle la culpa de nada. Pero definitivamente es el camino al Cielo.
Los momentos vividos anteriormente, además de sinsabores, tuvo también sus maravillas; conocí a mucha gente buena y sintonizada con el AMOR y la ESPERANZA; Fueron más las sonrisas que las lágrimas.
Caminé de la mano con personas dispuestas a servir al mundo sin nada a cambio y ha sido fascinante encontrarlos. Es tanto y tanta gente a la que tengo que agradecerles; a la familia en que la sangre me puso, y a la familia que la vida me concede en cada rostro que conozco.
NADA ES CASUALIDAD, no hay accidentes en el mundo de la voluntad. Por eso, sea cual sea la razón por la que estés leyendo estas líneas, y la flojera no te impidió llegar a este párrafo, elijo creer que el universo nos permitió crear este lazo, aún cuando ni siquiera nos hayamos visto.
Elijo creer que ambos estemos dispuestos a sembrar más sonrisas en nosotros mismos y en la gente.
Hoy y siempre, te deseo que Dios te llene de bendiciones.
Acéptalas....
Si soltás tus amarras, tendrás las manos libres para recibirlas.

Tuesday, January 3, 2012

El Poder Del Afecto

«Durante años fui un neurótico. Era un ser oprimido y egoísta. Y todo el mundo insistía en decirme que cambiara. Y no dejaban de recordarme lo neurótico que era. Y yo me ofendía, aunque estaba de acuerdo con ellos, y deseaba cambiar, pero no me convencía la necesidad de hacerlo por mucho que lo intentara.

Lo peor era que mi mejor amigo tampoco dejaba de recordarme lo neurótico que yo estaba. Y también insistía en la necesidad de que yo cambiara. Y también con él estaba de acuerdo, aunque tampoco podía ofenderme con él. De manera que me sentía impotente y como atrapado.

Pero un día mi amigo me dijo: "No cambies. Sigue siendo tal y como eres. En realidad, no importa que cambies o dejes de cambiar. Yo te quiero tal como eres y no puedo dejar de quererte."

Aquellas palabras sonaron en mis oídos como una música: "No cambies, no cambies, te quiero." Entonces me tranquilicé. Y me sentí vivo. Y, ¡oh maravilla!, cambié.».

Supongo que habrá algunos lectores que no estén del todo de acuerdo con esta fábula y que hubieran preferido que el consejo de mi amigo fuera un poco diferente: «Harías bien en tratar de cambiar por tu propio bien, pero lo importante es que sepas que yo te quiero. como eres o como puedes llegar a ser.» Pero lo que me parece claro es que, en todo caso, lo sustancial de la fábula pie: nadie es capaz de cambiar si no se siente querido, si no experimenta una razón «positiva» para cambiar, si no tiene a interior suficiente para subirse por encima de sus fallos.

Temo que esta elemental norma pedagógica y humana sea desconocida por muchísimas personas. Tal vez por eso el primer consejo yo doy siempre a los padres que me cuentan problemas de sus hijos sea éste: De momento, quiérele, quiérele ahora más que nunca. No le eches en cara sus defectos, que él ya conoce Quiérele. Confía en él. Hazle comprender que le quieres y le querrás siempre, con defectos o sin ellos. El debe estar que, haga lo que haga, no perderá tu amor. Eso, lejos de empujarle al mal, le dará fuerza para sentirse hombre. Con reproches lo más probable es que multipliques su amargura y le hagas encastillarse en sus defectos, aunque sólo sea propio. El debe conocer que esos fallos suyos te hacen sufrir. Pero debe saber también que tú le amas lo suficiente como para sufrir por él todo lo que sea necesario.

Y nunca le pases factura por ese amor. Tú lo haces porque es tu deber, porque eres padre o madre, no como un gesto de magnanimidad. Y cuando te canses -porque también te cansarás de perdonar por mucho que le quieras-, acuérdate alguna vez de que también Dios nos quiere como somos y tiene con nosotros mucha más paciencia que nosotros con los nuestros.

Pero, ¿y si la técnica del amor termina fallando porque también la ingratitud es parte de la condición humana? Al menos habremos cumplido con nuestro deber y habremos aportado lo mejor de nosotros. En todo caso, es seguro que un poco de amor vale mucho más que mil reproches.