Friday, August 6, 2010
La Perla y la Ostra
Una ostra que no ha sido herida no puede producir perlas
Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena
En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar
Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como resultado, se va formando una hermosa perla
Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas
porque la perla es una herida cicatrizada.
¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?
¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?
¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?
¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?
¿Has sido objeto de la indiferencia?
Entonces ¡Produce una perla!
Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor
Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.
En la vida real vemos muchas “ostras vacías” no porque no hayan sido heridas sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.
Vale la pena enfrentar las heridas
No seas vencido por lo malo, sino vence con el bien el mal.
¿Cómo está tu perla?
Las perlas son producto del dolor, el resultado de la entrada de una sustancia extraña e indeseable al interior de la ostra, como un parásito o un grano de arena
En la parte interna de la ostra se encuentra una sustancia lustrosa llamada nácar
Cuando un grano de arena penetra en la ostra, las células de nácar comienzan a trabajar y cubren el grano de arena con capas y capas y más capas de nácar para proteger el cuerpo indefenso de la ostra.
Como resultado, se va formando una hermosa perla
Una ostra que no haya sido herida de algún modo, no puede producir perlas
porque la perla es una herida cicatrizada.
¿Te has sentido lastimado por palabras hirientes?
¿Has sido acusado de haber dicho cosas que nunca dijiste?
¿Tus ideas fueron rechazadas o mal interpretadas?
¿O quizás fueron tomadas por alguien para presentarlas como propias?
¿Has sufrido golpes de los que adquieren ideas preconcebidas indebidamente?
¿Has sido objeto de la indiferencia?
Entonces ¡Produce una perla!
Cubre cada una de tus heridas con varias capas de amor
Muchas personas sólo aprenden a cultivar resentimientos, dejando sus heridas abiertas, alimentándose con sentimientos pobres, los cuales impiden que las lesiones cicatricen.
En la vida real vemos muchas “ostras vacías” no porque no hayan sido heridas sino porque no han sabido perdonar, comprender y transformar el dolor en amor.
Vale la pena enfrentar las heridas
No seas vencido por lo malo, sino vence con el bien el mal.
¿Cómo está tu perla?
Thursday, August 5, 2010
El Segundo Traje
Cierta vez un hombre visitó a su consejero y le relató su problema.
- "Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.
El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.
Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:
- ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a coser?
Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado!. Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!"
-"Vuelve a tu negocio", dijo el sabio, "descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe."
- "¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!", protestó el sastre.
"Además mi estado de ánimo no es el de siempre".
- "Haz lo que te indico, y Dios te ayudará", dijo el hombre.
Dos semanas después, el sastre retornó.
- "¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto!
Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.
Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?"
- "El primer traje", explicó, "fue cosido con arrogancia y orgullo".
"El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía".
¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.. con arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón?
- "Soy un sastre. Con los años gané una excelente reputación por mi experiencia y alta calidad de mi trabajo. Todos los nobles de los alrededores me encargan sus trajes y los vestidos de sus esposas. Hace unos meses, recibí el encargo más importante de mi vida.
El príncipe en persona escuchó de mí y me solicitó que le cosiera un ropaje con la seda más fina que es posible conseguir en el país. Puse los mejores materiales e hice mi mejor esfuerzo. Quería demostrar mi arte, y que este trabajo me abriera las puertas a una vida de éxito y opulencia.
Pero cuando le presenté la prenda terminada, comenzó a gritar e insultarme:
- ¿Esto es lo mejor que puedes hacer? ¡Es una atrocidad! ¿Quién te enseñó a coser?
Me ordenó que me retirara y arrojó el traje tras de mí. ¡Estoy arruinado!. Todo mi capital estaba invertido en esa vestimenta, y peor aún, mi reputación ha sido totalmente destruida. ¡Nadie volverá a encargarme una prenda luego de esto! ¡No entiendo qué sucedió, fue el mejor trabajo que hice en años!"
-"Vuelve a tu negocio", dijo el sabio, "descose cada una de las puntadas de la prenda y cóselas exactamente como lo habías hecho antes. Luego llévala al príncipe."
- "¡Pero obtendré el mismo atuendo que tengo ahora!", protestó el sastre.
"Además mi estado de ánimo no es el de siempre".
- "Haz lo que te indico, y Dios te ayudará", dijo el hombre.
Dos semanas después, el sastre retornó.
- "¡Usted ha salvado mi vida! Cuando le presenté nuevamente el ropaje, el rostro del noble se iluminó: ¡Hermoso!, exclamó. ¡Este es el más hermoso y delicado traje que haya visto!
Me pagó generosamente y prometió entregarme más trabajo y recomendarme a sus amigos.
Pero, deseo saber ¿cuál era la diferencia entre la primer prenda y la segunda?"
- "El primer traje", explicó, "fue cosido con arrogancia y orgullo".
"El resultado fue una vestimenta espiritualmente repulsiva que, aunque técnicamente perfecta, carecía de gracia y belleza. Sin embargo, la segunda costura fue hecha con humildad y el corazón quebrado, transmitiendo una belleza esencial que provocaba admiración en cada uno que la veía".
¿Y tú cómo haces tu trabajo profesional, familiar, personal, etc.. con arrogancia y orgullo, o con humildad en el corazón?
Wednesday, August 4, 2010
El Verdadero Amor…
Un hombre de cierta edad
Vino a la clínica donde trabajo,
Para curarse una herida en la mano.
Tenia bastante prisa, y mientras le curaba,
Le pregunte que era eso tan urgente
Que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir
A una residencia de ancianos
Para desayunar con su esposa que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo
En ese lugar y que tenia
Un Alzheimer muy avanzado.
Mientras terminaba de vendar la herida,
Le pregunte sí ella se alarmaría
En caso de que el llegara tarde esa mañana.
No, me dijo, ella ya no sabe quien soy.
Hace ya casi cinco anos que no me reconoce
Entonces le pregunte extrañado,
¿Y si ya no sabe quien es usted,
Por que esa necesidad
De estar con ella todas la mañanas?
Me sonrió,
Y dándome una palmadita en la mano,
Me dijo:
“Ella no sabe quien soy yo,
Pero yo todavía se muy bien quien es ella”.
Tuve que contener las lágrimas,
Y mientras salía pensé;
“Esa es la clase de amor
Que quiero para mi vida;
El verdadero amor,
No se reduce a lo físico o romántico,
El verdadero amor,
Es la aceptación de todo lo que el otro es,
De lo que ha sido, de lo que será;Y de lo que ya nunca podrá ser”.
Vino a la clínica donde trabajo,
Para curarse una herida en la mano.
Tenia bastante prisa, y mientras le curaba,
Le pregunte que era eso tan urgente
Que tenía que hacer.
Me dijo que tenía que ir
A una residencia de ancianos
Para desayunar con su esposa que vivía allí.
Me contó que llevaba algún tiempo
En ese lugar y que tenia
Un Alzheimer muy avanzado.
Mientras terminaba de vendar la herida,
Le pregunte sí ella se alarmaría
En caso de que el llegara tarde esa mañana.
No, me dijo, ella ya no sabe quien soy.
Hace ya casi cinco anos que no me reconoce
Entonces le pregunte extrañado,
¿Y si ya no sabe quien es usted,
Por que esa necesidad
De estar con ella todas la mañanas?
Me sonrió,
Y dándome una palmadita en la mano,
Me dijo:
“Ella no sabe quien soy yo,
Pero yo todavía se muy bien quien es ella”.
Tuve que contener las lágrimas,
Y mientras salía pensé;
“Esa es la clase de amor
Que quiero para mi vida;
El verdadero amor,
No se reduce a lo físico o romántico,
El verdadero amor,
Es la aceptación de todo lo que el otro es,
De lo que ha sido, de lo que será;Y de lo que ya nunca podrá ser”.
Tuesday, August 3, 2010
EL PERDON
El haber escuchado cientos de testimonios me permite saber que uno de los temas más difícil en un conflicto de relaciones interpersonales es perdonar al otro.
Hablo constantemente con mujeres y hombre que interrumpieron su relación hace años y continúan recriminando comportamientos de su ex pareja.
El tiempo, el correr de los años no borra las ofensas, el llegar a un entendimiento o acuerdo económico no cierra las heridas.
El poder conversar sobre temas de los hijos no produce sanidad de nuestras emociones dañadas por el abandono, la infidelidad o cualquier otro motivo que provoco la ruptura de un matrimonio.
¿Como evitamos esto entonces? ¿Qué habría que hacer para perdonar?
Un excelente método es el revisar minuciosamente y sin temor cada uno de nuestros defectos de carácter.
Hacer una lista por escrito y revisar como está nuestra ira, fidelidad, celos, egoísmo, paciencia, etc.
Y cuando nombro la fidelidad, no solo me refiero a la física, también a nuestros principios, a nuestros compromisos.
O sea fijarnos más en nosotros mismos. A veces, el pensar tanto en los defectos de la otra persona provoca que olvidemos como realmente somos.
Cuando relea la lista y encuentre sus mentiras, sus enojos, sus chismes y todos sus actos no agradables a Dios; podrá darse cuenta que a pesar de cómo usted es, Dios le ama y perdona.
Pensó alguna vez que Dios ama profundamente a la persona que lo perjudico. Sí, sí, es verdad porque Dios ama a todos.
Entonces dígame: ¿cómo puede continuar sin regalarle su perdón?
Si no se perdonó a la persona que nos daño sigue atado a esa persona y ella va a continuar controlando su vida.
La amargura que provoca la falta de perdón le hace perder la gracia de Dios, le estorba y molesta a todo su entorno.
¿Entonces como hacemos? Miré al otro a través de los ojos de Jesús, confié en que Dios hará justicia, perdónelo y deje que Dios se encargue de lo que a usted le hicieron.
El perdonar no significa que el otro tenía razón, ni que se salió con la suya, ni que debe volver a confiar en él o ella; significa que está en obediencia a Dios y le ha entregado a ÉL la situación.
Para finalizar, te propongo que a lo largo de esta semana recuerdes ESTO “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes”.
Hablo constantemente con mujeres y hombre que interrumpieron su relación hace años y continúan recriminando comportamientos de su ex pareja.
El tiempo, el correr de los años no borra las ofensas, el llegar a un entendimiento o acuerdo económico no cierra las heridas.
El poder conversar sobre temas de los hijos no produce sanidad de nuestras emociones dañadas por el abandono, la infidelidad o cualquier otro motivo que provoco la ruptura de un matrimonio.
¿Como evitamos esto entonces? ¿Qué habría que hacer para perdonar?
Un excelente método es el revisar minuciosamente y sin temor cada uno de nuestros defectos de carácter.
Hacer una lista por escrito y revisar como está nuestra ira, fidelidad, celos, egoísmo, paciencia, etc.
Y cuando nombro la fidelidad, no solo me refiero a la física, también a nuestros principios, a nuestros compromisos.
O sea fijarnos más en nosotros mismos. A veces, el pensar tanto en los defectos de la otra persona provoca que olvidemos como realmente somos.
Cuando relea la lista y encuentre sus mentiras, sus enojos, sus chismes y todos sus actos no agradables a Dios; podrá darse cuenta que a pesar de cómo usted es, Dios le ama y perdona.
Pensó alguna vez que Dios ama profundamente a la persona que lo perjudico. Sí, sí, es verdad porque Dios ama a todos.
Entonces dígame: ¿cómo puede continuar sin regalarle su perdón?
Si no se perdonó a la persona que nos daño sigue atado a esa persona y ella va a continuar controlando su vida.
La amargura que provoca la falta de perdón le hace perder la gracia de Dios, le estorba y molesta a todo su entorno.
¿Entonces como hacemos? Miré al otro a través de los ojos de Jesús, confié en que Dios hará justicia, perdónelo y deje que Dios se encargue de lo que a usted le hicieron.
El perdonar no significa que el otro tenía razón, ni que se salió con la suya, ni que debe volver a confiar en él o ella; significa que está en obediencia a Dios y le ha entregado a ÉL la situación.
Para finalizar, te propongo que a lo largo de esta semana recuerdes ESTO “No juzguen a nadie, para que nadie los juzgue a ustedes”.
Monday, August 2, 2010
La conciencia de "yo" puede ser positiva o negativa.
Cuando pienso en mi mismo de una forma excluyente, cuando no soy capaz de ver o percibir las demas personas, entonces estoy en una conciencia negativa.
Esto genera aislamiento.
Cuando pienso en mi mismo de una forma colectiva, cuando me doy cuenta que, al estar bien, el grupo en el cual vivo también estara bien, entonces estoy en una conciencia positiva.
Esto hara con que las personas que me miren quieran estar siempre conmigo y traera mucha felicidad!!!!
Cuando pienso en mi mismo de una forma excluyente, cuando no soy capaz de ver o percibir las demas personas, entonces estoy en una conciencia negativa.
Esto genera aislamiento.
Cuando pienso en mi mismo de una forma colectiva, cuando me doy cuenta que, al estar bien, el grupo en el cual vivo también estara bien, entonces estoy en una conciencia positiva.
Esto hara con que las personas que me miren quieran estar siempre conmigo y traera mucha felicidad!!!!
Bambú japonés
No hay que ser agricultor para saber que una buena cosecha requiere de buena semilla, buen abono y riego constante. También es obvio que quien cultiva la tierra no se impacienta frente a la semilla sembrada, halándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por favor!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,
no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…
Estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito
cuando éste al fin se materialice.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...
quizá sólo estés echando raíces...
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en no apto para impacientes: siembras la semilla, la abonas, y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable. En realidad,
no pasa nada con la semilla durante los primeros siete años, a tal punto que, un cultivador inexperto estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas la planta de bambú crece ¡mas de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas crecer? No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad,
este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces
que le permitirían sostener el crecimiento, que iba a tener después de siete años.
Sin embargo, en la vida cotidiana,
muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas y triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que éste requiere tiempo.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones
estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo.
Y esto puede ser extremadamente frustrante.
En esos momentos (que todos tenemos), recordar el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que "en tanto no bajemos los brazos" ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, sí está sucediendo algo, dentro nuestro…
Estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente
creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito
cuando éste al fin se materialice.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes...
quizá sólo estés echando raíces...
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