Wednesday, April 6, 2011

Maíz

En cierta ocasión, un reportero le preguntó a un agricultor si podía divulgar el secreto de su maíz, que ganaba el concurso al mejor producto año tras año. El agricultor confesó que se debía a que compartía su semilla con los vecinos.
- ¿Por qué comparte su mejor semilla con sus vecinos, si usted también entra al mismo concurso? preguntó el reportero. -Verá usted, dijo el agricultor. El viento lleva el polen de un sembrío a otro. Si mis vecinos cultivaran un maíz de calidad inferior, la polinización cruzada echaría a perder la calidad del mío. Si siembro buen maíz, debo ayudar a que mi vecino también lo haga.
Lo mismo ocurre en nuestra vida. Quienes decidan vivir bien, deben ayudar a que los demás vivan bien, porque el valor de una vida se mide por las vidas que toca. Quienes optan por ser felices, deben ayudar a que otros encuentren la felicidad, pues el bienestar de cada uno está unido al bienestar común.


Sobrellevad los unos las cargas de los otros; y cumplid así el amor de Dios.

La vela del niño

Cuentan que había una vez un señor que padecía lo peor que le puede pasar a un ser humano: su hijo había muerto. Desde la muerte y durante años no podía dormir. Lloraba y lloraba hasta que amanecía.
Un día, aparece un ángel mientras dormía y le dice:
- Basta ya.
- Es que no puedo soportar la idea de no verlo nunca más.
El ángel le dice:
- ¿Lo quieres ver?.
El hombre lógicamente responde afirmativamente.
Entonces lo agarra de la mano y lo sube al cielo.
Ahora lo vas a ver, quédate acá.
Por una acera enorme empiezan a pasar un montón de chicos, vestidos como angelitos, con alitas blancas y una vela encendida entre las manos, como uno se imagina el cielo con los angelitos.
El hombre dice:
- ¿Quiénes son?
Y el ángel le responde:
- Éstos son los chicos que han muerto en estos años y todos los días hacen este paseo con nosotros, porque son puros...
- ¿Mi hijo está entre ellos?
- Sí, ahora lo vas a ver.
Y pasan cientos y cientos de niños.
- Ahí viene... avisa el ángel.
Y el hombre lo ve. ¡Radiante!, como lo recordaba.
Pero hay algo que lo conmueve: entre todos es el único nino que tiene la vela apagada, y él siente una enorme pena y una terrible congoja por su hijo.
En ese momento el chico lo ve, viene corriendo y se abraza a él.
Él lo abraza con fuerza y le dice:
- Hijo, ¿por qué tu vela no tiene luz? ¿no encienden tu vela como a los demás?.
- Sí, claro papá, cada mañana encienden mi vela igual que la de todos, pero... ¿sabes qué pasa?, cada noche tus lágrimas apagan la mía.--

La Rosa Que No corte

Hace tiempo ya me encontraba caminando en un parque, en él había unos pequeños jardines pero todos tenían unas mayas cubriéndolos para que las personas que pasaban por ahí no pudiesen arrancar las lindas rosas que estos contenían, excepto uno que estaba totalmente destapado y el cuál contenía un letrero que decía: "toma lo que debes, y deja que los demás disfruten con lo que tomes".

En algún momento pensé que era solo una broma. No me parecía normal que los cuidadores del jardín permitieran eso. Me quedé un momento pensando en que si debía o no tomar lo que se me ofrecía, decidí irme todavía dudando.

En realidad eran unas rosas hermosas y me moría de las ganas de tomar una... pero no quería arriesgarme a que alguien me llamara la atención así que proseguí mi camino.

15 minutos después reflexioné que si había ese letrero ahí era por algo y además de que no a la vista de todos si no hubiese sido así los cuidadores de jardines lo hubieran quitado.

Así es que decidí regresar y tomar lo que me correspondía. De verdad fue grande mi sorpresa cuando llegue al lugar y ya no estaban.
Un señor que observaba me pregunto si se me ofrecía algo, yo le dije que hacia aproximadamente 15 minutos había visto un gran rosal y él me respondió que sí:

"Efectivamente joven, pero lo que usted no sabe es de que era solo una única oportunidad, que usted como muchos dejó pasar por que dudó lo que vio o simplemente le dijeron”.

Lo siento joven pero estas oportunidades no se ven todos los días suerte para la próxima.

En ese momento me retiré del lugar arrepentido por no tomar en el momento que se me ofrecía la oportunidad. "Que mala suerte"- pensé- si la hubiera tomado cuando era tiempo.

Así es en la vida se nos presentan oportunidades y las dejamos ir y cuando queremos remedarlo ya es demasiado tarde para pensarlo.

La Prisión de la Necesidad

La prisión de la necesidad. Ha visto sus prisioneros. Tienen «necesidad». Siempre necesitan algo. Quieren algo más grande. Más hermoso. Más rápido. Más delgado. Necesitan.

No es mucho lo que necesitan. Sólo quieren una cosa. Un nuevo trabajo. Un nuevo automóvil. Una nueva casa. Una nueva esposa. No quieren mucho. Sólo una cosa.
Con sólo «una cosa» serán felices. Y tienen razón: serán felices.
Cuando tengan «una cosa» saldrán de la prisión. Entonces sucede algo. El olor a carro nuevo se desvanece. El nuevo empleo se envejece. Los vecinos compran un televisor más grande. La nueva esposa tiene malos hábitos. La chispa se esfuma, y antes que usted se dé cuenta, otro exconvicto quebranta su palabra y regresa a la prisión.

¿Está usted en la prisión? Sí, si se siente mejor cuando tiene más y peor cuando tiene menos. Sí, si su gozo está a una entrega de distancia, a un traslado de distancia, a un premio de distancia o a una renovación de distancia.
Si su felicidad procede de algo que deposita, conduce, bebe o come, reconózcalo: usted está en una cárcel, la cárcel de la necesidad.
Esa es la mala noticia.

La Crúz Pesada

Un joven, ya no daba más con sus problemas. Cayó de rodillas, rezando, "Señor, no puedo seguir. Mi cruz es demasiado pesada".
El señor, como siempre, acudió y le contestó, "Hijo mío, si no puedes llevar el peso de tu cruz, guárdala dentro de esa habitación. Después, abre esa otra puerta y escoge la cruz que tú quieras".
El joven suspiró aliviado. "Gracias, Señor" dijo, e hizo lo que le había dicho. Al entrar, vio muchas cruces, algunas tan grandes que no les podía ver la parte de arriba. Después, vio una pequeña cruz apoyada en un extremo de la pared.
"Señor", susurró, "quisiera esa que está allá". Y el Señor contestó, "Hijo mío, esa es la cruz que acabas de dejar".
Cuando los problemas de la vida nos parecen abrumadores, siempre es útil mirar a nuestro alrededor y ver las cosas con las que se enfrentan los demás. Verás que debes considerarte más afortunado de lo que te imaginas.
TU CRUZ, cualquiera que sea tu cruz, cualquiera que sea tu dolor, siempre brillará el sol después de la lluvia.

PRINCIPIO DEL VACÍO... Joseph Newton.

Usted tiene el hábito de juntar objetos inútiles en este momento, creyendo
que un día (no sabe cuando) podrá precisar de ellos.
Usted tiene el hábito de juntar dinero sólo para no gastarlo, pues piensa
en el futuro podrá hacer falta.
Usted tiene hábito de guardar ropa, zapatos, muebles, utensilios
domésticos y otras cosas del hogar que ya no usa hace bastante tiempo.
...Y dentro suyo?...Usted tiene el hábito de guardar broncas,
resentimientos, tristezas, miedos, etc.
No haga eso. Es anti-prosperidad.
Es preciso crear un espacio, un vacío, para que las cosas nuevas lleguen a
su vida.
Es preciso eliminar lo que es inútil en usted y en su vida, para que la
prosperidad venga.
Es la fuerza de ese vacío que absorberá y atraerá todo lo que usted desea.
Mientras usted está material o emocionalmente cargando cosas viejas e
inútiles, no habrá espacio abierto para nuevas oportunidades.
Los bienes precisan circular. Limpie los cajones, los armarios, el cuarto
del fondo, el garaje.
Dé lo que usted no usa más.
La actitud de guardar un montón de cosas inútiles amarra su vida.
No son los objetos guardados que estancan su vida, sino el significado de
la actitud de guardar.
Cuando se guarda, se considera la posibilidad de falta, de carencia. Es
creer que mañana podrá faltar, y usted no tendrá medios de proveer sus
necesidades.
Con esa postura, usted está enviando dos mensajes para su cerebro y para
su vida:
1º... usted no confía en el mañana
2º... usted cree que lo nuevo y lo mejor NO son para usted, ya que se
alegra con guardar cosas viejas e inútiles.
Deshágase de lo que perdió el color y el brillo y deje entrar lo nuevo en
su casa... y dentro de si mismo...
Amigos queridos, después de leer esto, no lo
guarden............................., mándelo a otros.


PRINCIPIO DEL VACÍO... Joseph Newton.


El Mejor Regalo de los abuelos

Uno de los mayores regalos que los abuelos pueden darles a sus nietos es el tiempo. Los padres no siempre tienen tiempo para jugar con sus hijos. Los abuelos casi siempre encuentran el tiempo para lanzar una pelota, hornear panecillos o salir a caminar. Pueden hablar el tiempo para enseñar a sus nietos a atarse los cordones de los zapatos, a montar en bicicleta o a hacer sándwiches de mermelada.

Los abuelos de Esteban iban a cada juego de pelota , partido de fútbol y programa de Navidad. Recuerda muy bien verlos cuando se sentaban en la primera fila en la iglesia o en el gimnasio del instituto para animarlo. Su abuelo siempre se ponía uno de sus sombreros grises. La abuela casi siempre llegaba con sus vestidos floreados.
Asistían a cada graduación, día del maestro y ferias de ciencias. Esteban rememoraba las muchas veces que disfrutaron juntos un helado los miércoles por la noche después de la iglesia. pensaba a menudo en los almuerzos del domingo y los refrescos fríos al terminar los juegos de pelota en las noches cálidas de verano.

"Para mi cumpleaños, mis abuelos me compraban regalos que me gustaban de verdad", reía Esteban. "Pensaban mucho los regalos que me compraban. No compraban lo que les gustara a ellos. Dedicaban el tiempo para decidir qué le gustaría a un niño de mi edad y comprobaban ese especial tesoro sin tener en cuenta el precio".
Después que Esteban se casó y llegaron sus hijos, su vida estaba muy ocupada. Sin embargo, Esteban hizo una prioridad llamar a sus abuelos todas las semanas. Sus abuelos estuvieron dispuestos a darle su tiempo cuando era un niño, y él decidió que les daría un poco de su tiempo ahora que era adulto.

Con frecuencia, los niños y los abuelos deletrean así la palabra amor: T-I-E-M-P-O.